domingo, 11 de diciembre de 2016

Los miedos.

Película o libro de terror favorito: Película yo creo que las de terror japonés como El Aro o Insidious, quizá también la primera de El Conjuro porque la segunda no me asustó en lo más mínimo. En libros pues no he leído muchos, pero El Gato Negro de Edgar Allan Poe y Misery de Stephen King son mis relatos predilectos hasta el momento.

Experiencia más aterradora: Yo creo que mi experiencia más aterradora ha sido cuando de pequeña, como a los siete u ocho años me encerraron en el baño de mi escuela durante horas hasta la noche con llave y las luces apagadas mientras una compañera me golpeaba. Y de las paranormales la última que conté en el post anterior d ms experiencias paranormales.

Peor pesadilla: Generalmente no tengo pesadillas o muchas veces no tengo miedo en las pesadillas ya que me es fácil darme cuenta cuándo estoy soñando para así poder despertar a voluntad. Pero la peor pesadilla, que yo recuerde, ha sido una en la cual con mi mamá y mi gata nos mudamos a una enorme casa muy antigua, de estilo victoriano, casi gótico. El tema es que mi gata desaparecía y cosas extrañas empezaban a suceder en la casa. Las cosas se cambaban de lugar, empezaba a hacer frío, había ruidos por las noches y los vecinos nos comentaban que cosas malas habían ocurrido en aquella casa desde hace mucho tiempo, que ninguna familia duraba mucho ahí. El tema es que encontrábamos a mi gata en el ático, el cual estaba completamente sellado, tras unos días de búsqueda. La pobrecita estaba asustada y muriéndose de hambre. El tema es que me quedé en un momento sola en esa casa y algo me decía que no nos quería ahí. Cosas terribles sucedieron, me puse paranoica y en el momento de mirarme al espejo vi a una mujer horrible tras de mí. Salí corriendo con la gata en brazos y mi madre justo venía llegando a casa. Cuando me vio aterrada trató de calmarme, pero me desesperé y grité "¡Déjanos en paz, vete de nuestra casa!" y en aquel momento un mueble de antigüedades se cayó cerca de nosotras, casi aplastándonos. Salimos corriendo y jamás regresamos ahí. Después nos enteramos de que la primera dueña de esa casa había sido una bruja. Luego de eso desperté extrañamente intranquila.

¿Has visto morir a alguien?: En realidad no. He ido a funerales y todo eso pero nunca he visto morir a alguien de verdad, pero sí, últimamente, veo en mis sueños muchas muertes, pero de personas desconocidas, generalmente niños, y las muertes son rápidas, no lentas ni tortuosas. Incluso logro a veces ver las armas d fuego que se utilizan pero nunca veo al asesino o asesina. En estos sueños nunca me asusto y despierto tranquila.

¿Crees en la vida después de la muerte?: Sí. Desde muy pequeña mi religión me planteó que había otra vida, ya fuera buena o mala, después de la muerte. Pero también soy muy creyente de las cosas paranormales porque me han ocurrido, así que sí. Si fuera cristiana o no creería en la vida después de la muerte.

¿Le temes a la oscuridad?: No, dsde pequeña nunca le tuve miedo a la oscuridad, y sigo sin temerle, en realidad depende del lugar donde me encuentre. En mi casa no. En casa de mis abuelos tampoco, pero si es en un sitio desconocido sí le temo pero porque no sé qué me voy a encontrar (ya sea paranormal o no) y si estoy sola en ese sitio desconocido o no. De hecho la oscuridad me acomoda mucho más que la luz.

Fobias: Le tengo fobia a las polillas. Cuando veo una me desespero, las encuentro horribles, me dan asco. Si una se me acerca me pongo a llorar. Con otros bichos alados me puedo controlar, porque en general no me gustan, pero las polillas me paralizan y no sé qué hacer o cómo lidiar con ellas.

¿Crees en lo sobrenatural?: Esta pregunta se contesta sola, sí.

¿Entrarías en una casa encantada?: Aunque suene muy estúpido sí lo haría, pero nunca sola ni de noche, porque soy una cobarde digan lo que quieran, yo prefiero vivir. Además he estado en muchos lugares abandonados en mi ciudad pero no he sabido si están encantados/embrujados o no. Generalmente cuando entro a un sitio así soy completamente ignorante de la historia del lugar, su fama y lo que ahí haya ocurrido.

Una historia de miedo corta: Tu madre te llama desde la cocina, mientras bajas las escaleras escuchas un susurro de la habitación que dice "Cariño, no bajes, yo también lo escuché, esa no soy yo."

lunes, 24 de octubre de 2016

Mis experiencias paranormales.

Como es octubre, se acerca Halloween y toda la cosa este tema es bastante popular últimamente, así que les contaré mis historias de índole paranormal, cosas que me han pasado a lo largo de mi corta existencia, aunque nadie me lea.
Aquí voy.

La primera historia que yo sepa me sucedió como a los tres-cuatro años. Estaba de vacaciones con mis papás en La Serena (lugar famoso en Chile por su actividad de índole paranormal y mágica) y nos quedamos en un hotel los tres. La cosa es que un día íbamos a salir a hacer de turistas a la playa y a la ciudad y me adelanté a mis papás y salí antes de la habitación y no dudé en entrar al ascensor sola. Mis papás un poco preocupados se pusieron de acuerdo en que mi papá iría a buscarme abajo por si yo llegaba al primer piso y mi mamá esperaría en ese mismo lugar por si yo volvía a subir. Así ambos se separaron y esperaron un rato a que yo apareciera.
Luego de un par de minutos de espera mi mamá vio que las puertas del ascensor se abrieron frente a ella y ahí estaba yo, sin embargo yo me encontraba en un extraño estado. Estaba en un rincón del fondo del ascensor, agachada, dada vuelta hacia la pared, como si no quisiese mirar algo, tapándome los ojos con las manos, temblando de miedo en silencio. Mi mamá preocupada me llamó por mi nombre y se acercó a mí. Yo al instante corrí a abrazarla mientras lloraba angustiada, como si me hubiesen golpeado, como si hubiese visto algo completamente aterrador que nadie más era capaz de percibir. Mi madre se sintió extraña. Sabía que algo no andaba bien. Yo muy pocas veces lloraba o me asustaba por algo, era mayormente inexpresiva o alegre a esa edad. Había muy pocas cosas a las cuales yo temía. Era independiente, me gustaba la soledad y no le temía a la oscuridad. Pero desde ese momento actué extraño todo el día y durante nuestra estadía en el hotel. No deseaba estar sola, me asustaba por todo, sentía que me perseguían, estaba ansiosa permanentemente y mi madre dijo que mi personalidad pareció cambiar esos días, que yo parecía una niña completamente diferente, como si no fuese yo. Todo volvió a la normalidad cuando regresamos a casa. No recuerdo qué habré visto en el ascensor ni qué sucedió exactamente. Esta experiencia me la contó mi madre hace no mucho tiempo. Yo la había olvidado por completo.

La segunda la recuerdo bien. Me sucedió en la casa de una compañera de colegio a la cual fui a hacer un trabajo. Estábamos solas en su enorme casa y ella en un momento bajó a la cocina para servir galletas y jugo. Yo tenía quince años. Me empecé a sentir extraña en su habitación, de repente empezó a hacer mucho frío y algo no me gustaba para nada. Me sentía observada por muchos ojos invisibles. Rápidamente me dirigí a la escalera de la casa para bajar al primer piso en busca de mi compañera, sin embargo al llamarla ella no contestaba. No se veía a nadie en la casa. Estaba sola. Fue cuando sentí que algo, una enorme mano, me empujó por la espalda y yo casi caí de las escaleras, sin embargo logré sujetarme del pasamanos y rápidamente me giré, sin poder ver nada. Corrí por toda la casa en busca de una biblia y una cruz, cosas que encontré en la habitación de la madre de mi compañera. Abrí la biblia en cualquier parte y no recuerdo qué pasajes leí, pero lo hice en voz alta con la cruz en mano, fuertemente sujeta mientras recorría toda la casa. Me creía exorcista y traté de expulsar a lo que fuera que hubiese ahí en el nombre de Dios. Al sentirme más tranquila volví a dejar las cosas en su lugar, como si nada hubiera pasado y regresé con un poco de temor a la habitación de mi compañera, continuando con el trabajo. Ella llegó a los pocos minutos con comida. No tenía idea de lo que había pasado. Le pregunté si pasaban sucesos extraños en su casa, fue cuando ella me miró con seriedad y dijo lanzando las palabras al viento "habrá que purificarla otra vez". Por lo que me contaron después varias personas habían muerto en aquella casa, y al parecer a los espíritus no les agradaban las visitas. No volví a esa casa nunca más.

La tercera ocurrió en uno de los apartamentos en los cuales viví con mi madre y mi abuela. Creo que tenía entre 13 y 14 años en esa época. La cosa es que esa era una época muy depresiva para mí debido a mi situación de salud y escolar. Tuve depresión y tenía ganas de morir a toda costa. Una noche fui al baño y estuve bastante rato haciendo mis necesidades. Mi madre se despertó en un momento porque me escuchaba llorar. Fue cuanndo se levantó y acercó a la puerta del baño, oyendo que yo estaba angustiada hablando con mi abuela, que ella me trataba de tranquilizar. Mi madre muy preocupada comenzó a golpear la puerta rogando que le abriésemos. Ella comenzó a gritar. Fue cuando me abuela apareció por la otra puerta preguntando qué rayos estaba ocurriendo, que por qué mi mamá hacía tanto escándalo. Mi madre no entendía nada. Ella aseguraba que mi abuela y yo estábamos en el baño encerradas y que no podía abrir la puerta. Mi abuela pensó que se estaba volviendo loca. Fue cuando ella trató de abrir la puerta y funcionó. Fue cuando me vieron de lo más bien lavándome las manos usando mis audífonos, escuchando mi música otaku en el celular. Mi madre, a punto de llorar, me abrazó y me preguntó si es que estaba bien. Yo le dije que sí, que sólo estaba haciendo mis necesidades. Sin embargo en ningún momento yo había dejado la puerta con llave, ni había oído que me llamaban o que golpeban la puerta. Los golpes y movimiento de la puerta se hubiesen sentido incluso con auriculares puestos. Nada de lo que mi mamá había experimentado lo habíamos sentido mi abuela y yo. Luego nos fuimos a dormir un poco intranquilas.

La otra experiencia ocurrida fue al año siguiente de la casa "encantada" de mi compañera. Fue en mi propia casa, al menos en la cual estaba viviendo en ese entonces. Vivía con mis padres (que habían vuelto a ser pareja momentáneamente). Otra época mala. Esa casa era muy antigua, y su patio era parte de la laguna Llacolén, o mejor conocia como La Laguna Chica de San Padro. La laguna recibe su nombre por la princesa indígena originaria Llacolén, quien debido a motivos de amor (una historia muy trágica) se suicidó ahogándose en aquellas aguas, por lo que el territorio donde estaba mi casa se presumía que podía haberse tratado de un asentamiento o cementerio Mapuche. También en esa casa mucho tiempo vivió mi tía abuela, quien falleció ahí. Una noche yo me levanté para ir al baño, ya que la puerta de mi habitación quedaba justo frente, por un largo pasillo, a la puerta del cuarto de baño. Aunque no hubiera luz siempre podía distinguir la forma del pasillo y la puerta de la habitación de mis papás, que estaba junto a la mía, al fondo de la casa, y la puerta del cuarto de visitantes, frente a la puerta de mis padres. Sin embargo esa noche al salir al pasillo no podía ver nada. Estaba todo en completa oscuridad, sólo podía ver ligeramente iluminada la puerta del baño, al cual entré rápidamente, y después de hacer lo que tenía que hacer volví a mi habitación rápidamente para dormirme. Lo que no sabía era que mi madre tenía la puerta de su habitación abierta, con la luz encendida, y ella miraba hacia el pasillo pero nunca me vio. Ella se alarmó porque la gata se había despertado y en posición de alerta miraba fijamente hacia el pasillo, como queriendo gruñir. Cuando hablamos esto con mi madre nos pareció de lo más extraño. Nunca nos gustó esa casa.

La última experiencia hasta ahora me sucedió la semana pasada, el día martes. Estaba en clases en el taller de dibujo y escultura. Esos talleres quedan al final de la universidad, casi metidos en un cerro con un bosque, por lo que es un sitio muy alejado y solitario, donde me habían dicho que cosas extrañas ocurrían. Pero jamás presté atención porque asumí que sólo esas cosas pasaban de noche. La clase sólo duró una hora y media ya que el profesor pensaba que debido a la lluvia nadie iría, por lo que no preparó mucho material y sólo hicimos una introducción a las actividades próximas que realizaríamos. El taller de escultura en su interior tiene una pequeña sala donde hacemos clases teóricas. Éramos aproximadamente doce personas con el profesor incluido. Mientras el profe hablaba y explicaba algunos conceptos comencé a ver extrañas sombras y figuras translúcidas desplazarse por la sala. Estaba sentada en la última fila, sola. Creí que las cosas que veía eran debido a que soy corta de vista y estaba esforzando mucho mis ojos. Comencé a buscar mis lentes, hasta que me di cuenta que los tenía puestos. Me los quité, restregué mis ojos y me los volví a colocar. Seguía viendo aquellas cosas desplazarse, acercarse al profesor, sentándose en las sillas. Miré a mis compañeros y al profesor, pero nadie parecía ver nada. Mi respiración se agitó y comencé a sentir miedo, me era imposible concentrarme en la clase. Fue cuando logré distinguir una sombra en una esquina. Se volvía cada vez más translúcida y definida, tanto así que distinguí una figura femenina ahí parada, mirándome, y yo devolviéndole la mirada. Aparté la vista al instante pensando "sabrá que puedo verla". Todas las alarmas de mi cerebro se prendieron, sin embargo no sentía angustia o un miedo incontrolable. Simplemente era una especie de horror extraño, una ansiedad especial. La figura femenina caminaba por la sala hasta que desapareció justo en el mismo sitio donde apareció. Cuando finalizó la clase salí corriendo del taller, caminando con prisa bajo la lluvia. Salí tan conmocionada que había olvidado que mi pololo me estaba esperando por ahí, por lo que salió tras de mí tratando de alcanzarme. Casi una hora después decidí contarle lo ocurrido. A él también le han pasado varias cosas de esa índole, por lo que me entendió, sin embargo decidimos dejar el tema ahí y hablar de otra cosa.

Como bonus contaré una que no me ocurrió a mí sino a mi señora madre, pero en la cual estoy involucrada después de todo, aquí voy... Mi madre y yo estábamos durmiendo juntas en la cama matrimonial de la casa donde había fallecido mi tía abuela, y mi mamá despertó con una sensación de miedo en la madrugada. De pronto al girarse hacia mi lado, para ver cómo estaba yo sintió un auténtico horror, un temor extraño y único. Temía tocarme. Algo en su interior le decía que mi cuerpo estaba siendo ocupado por algún ente o espíritu oscuro. Yo no era yo. Había otra cosa durmiendo junto a mi madre. No se atrevió a tocar mi cuerpo, ella estaba paralizada. Comenzó a orar desesperadamente en voz baja. Mi cuerpo se encontraba de espaldas al de mi madre, mirando hacia la ventana de la habitación. Tras unos eternos quince minutos me giré mirando hacia el techo con los ojos cerrados. Mi madre se alarmó al ver que parecía estar muerta. Más pálida que de lo común. Mamá se armó de valor para tocarme. Al tercer movimiento que me hizo descubrió que mis mejillas se sonrojaban. Había recuperado el color en el rostro y desperté en estado de confusión, totalmente aturdida, sin saber dónde me encontraba. Yo no recordaba qué estaba haciendo ahí. Mi madre, preocupada, me preguntó si estaba bien. Yo simplemente le dije "no recuerdo nada, no sé cómo llegué hasta aquí, yo estaba en mi cama durmiendo". Fin.

En fin, esas han sido mis experiencias paranormales chiquillos. Sí, sé que la última da demasiado miedo. Cuénteme en los comentarios cuáles han sido las suyas, estoy ansiosa por leer qué les ha ocurrido a ustedes. Saluditos y que tengan un buen día, hace mil años que no actualizaba, perdón por eso. Bai <3

Imagen de la película El Huevo del Ángel.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Thank God I'm pretty.

Siempre me sentí como la chica guapa de mi grupo de amigas. Nunca tuve demasiados problemas con mi aspecto físico. Tenía una cara bonita y un cuerpo naturalmente delgado. Sin embargo no recuerdo muy bien cuándo el mundo empezó a sexualizarme. Quizá desde que nací, quizá en la pubertad, tal vez hace poco. No lo sé. Es bastante triste que el mundo sexualice todo lo que camina. Llega a ser algo deforme. Los humanos por dentro somos seres realmente podridos en algunas ocasiones. Y me incluyo.

La gente es bruta. Y sí, quizá sueno muy traumada. ¿Pero qué quieren que piense si la vida de la mujer en esta sociedad en general se basa en el rechazo? ¿En ser mirada en menos? ¡Oh, no! Sólo soy una exagerada, deben pensar ustedes.

Los que piensen así les desafío a sentir el peso de los pechos, a intentar soportar los dolores y el sangrado "sucio" cada mes. A tener que vivir con miedo no sólo cada vez que se oscurece, sino también a plena luz del día. Se volverían paranoicos. Porque eso no es vivir. Claro, a la regla una le toma cariño, porque es algo exclusivo femenino y luego de mucho tiempo se siente bonito. Los pechos se ven lindos con la lencería adecuada, y si son pequeños no representan mayor problema, y los grandes se ven hermosos. En sí la mujer es hermosa para mí. Un cuerpo curvilíneo y de figura agradable a la vista. ¿Por qué algo tan bello y valioso se ha cosificado? No lo sé, y no lo entiendo.

Para aquellos que me gritan en la calle... ¿Se han detenido más de un segundo a mirar mi rostro? ¿A fijarse en mi mirada? ¿A notar tal vez lo subnormales y estúpidos que se ven gritándole cosas de índole sexual a una completa desconocida que sólo siente lástima de ustedes? Probablemente no. Así que les aconsejo no dejarse el cerebro en casa nunca más, porque se les nota cuando no razonan.

No hay nada profundo en sus palabras. Sus gritos sobre atributos femeninos son tan vanos y desfondados que caen en la nada. En un vacío casi contradictorio.

¿Qué se siente cuando te gritan en la calle? ¿Cuando te acosan? ¿Cuando te toca un desconocido?

Miedo, asco, terror, angustia, paranoia, rabia, impotencia, vacío, náuseas, etc, etc, etc.

Sí, sueno como una feminazi... ¿Debería tatuármelo en alguna parte del cuerpo para que cuando vean aquella marca huyan insultándome? Quizás. Podría deshacerme de varias personas inútiles de paso.

Siempre fui la chica bonita, la que lucía el mejor vestido, el mejor peinado, la niña de belleza angelical a la que todos elogiaban muy superficialmente. En el colegio llegué a pensar ¿de qué me sirve ser bonita si no soy inteligente? ¿si no tengo nada especial? ¿si no puedo entender siquiera matemáticas? ¿si sólo sirvo para que otros contemplen mi cuerpo muerto por dentro?
¿de qué sirve, Dios, esta bella apariencia que me has dado si sólo me han hecho daño? ¿si con ella vivo todo el tiempo un ciclo de miedo?

Hay mujeres que aprecian la vida. Una de esas soy yo. ¿Y sabes por qué la aprecio? Porque he llorado. Porque he sufrido. Porque he muerto en vida. Porque sé lo que es morir sin que sea el tiempo de cavar la tumba. Y por eso mismo sé lo que es sentirse realmente viva, lo que es estar feliz, lo que es sentirse plena y amarse.

Me han llamado puta en la calle. ¿Por qué? Se preguntarán ustedes. Por vestirme como se me da la gana. Por atreverme a usar las prendas que me gustan. Por maquillarme, por ser guapa, por tener un superficial cuerpo deseable al cual yo llamo prisión.

Uso ropa oscura y admiro a las góticas desde que era una niña. ¿Sabes por qué? Porque al verlas pensaba "ellas no le tienen miedo a nada" "se atreven a ser diferentes, la vida no las jode, ellas joden a la vida" "quiero ser tan fuerte e intimidante como ellas cuando crezca" y sí, me convertí en esto. Me gusta este estilo, me siento guapa y logro repeler comentrios indeseados de parte de desconocidos frustrados sexualmente.

Así que, gracias Dios, por haberme hecho hermosa. Es algo que me encanta y tortura a la vez, pero viviré con eso. Porque puedo.

La noticia de hoy.

Hoy me enteré de que un buen amigo de mi papá se encuentra preso por temas de pención alimenticia. Nunca fui muy cercana al tío S (le pondré ese nombre). Lo conozco desde muy chica, pero jamás fue una persona que me importase. Hoy mi papá me contó su versión del conflicto. Tío S no recibía apoyo ni dinero de nadie para poder salir adelante, es desempleado y las deudas y su triste vida lo llevaron a aquella demanda con su ex señora que es una bruja según muchos. Y los hermanos cuicos de tío S no lo ayudan porque les avergüenza tener un hermano cacho como él.

La versión de mi madre es la siguiente. Esta versión se la contó JF, amigo de madre y hermano del tío S. Él le ha prestado mucho dinero, me refiero a millones, a su hermano S, que se gasta todo en drogas y no ha hecho nada por la humanidad. El dinero nunca le ha sido devuelto a JF, y incluso él le había pagado la pención alimenticia a la ex señora del tío S. Así que me imagino yo, JF se habrá aburrido de mantener a su hermano y le dio la espalda.

Ahora que el tío S está preso toda la familia sufre. Porque claro, en la cárcel te tratan como el pico, y eso le va a tocar a él.

Lo que a mí me pareció curioso de la situación fueron las versiones diferentes. En una el tío S es víctima, y en la otra es un pobre diablo que se buscó el caer preso.
Yo no tengo una versión d esta situación porque quiero que mi versión sea la verdad, pero como no soy testigo de nada no creo estar capacitada para opinar. Igual qué pena por el tío S, pero honestamente no me va ni me viene lo que ocurra con él.

Igual JF es buena gente, prestarle muchos millones a tu hermanito drogo debe ser fome si no te lo devuelven y no hace nada para salir del vicio. JF tiene buen corazón pero me sigue cayendo mal porque su personalidad es un asco. Pero esto no tiene nada que ver, así que volvamos al tema.

Tío S está en la cárcel y yo aquí escribiendo sobre las novedades.

Como que no tengo nada más que contar chiquillos. Ando media deprimida estos días, pero yo creo que se me va a pasar. Típico drama adolescente melancólico wannabe emo kid.

sábado, 30 de julio de 2016

Amor.

El otro día estaba con mi pololo en un sitio muy solitario y romántico cerca de mi casa viendo el atardecer, fue el día de mi cumpleaños, algo muy bonito. El tema es que el sujeto me dijo que me amaba mirándome a los ojos. Yo permanecí en silencio unos momentos. No quería responder por mera inercia, quería realmente pensar lo que estaba diciendo y las implicaciones traía. Respondí que yo también lo amaba, y que intentaría amarlo cada día, porque claro, no puedo decir "te amaré por siempre" no viviré eternamente, por lo que no puedo prometer tal cosa, y los años pasan, es mi primer pololo, no tengo idea si tendré un futuro con él. Cuando él se fue le conté eso a mi mamá sin saber muy bien por qué. Me dijo "Wow, qué palabras tan fuertes. ¿Tendrá idea de lo que está diciendo?"
Fue ahí cuando me quedé pensativa unos segundos, y respondí... "No lo creo" con pesimismo.
Sin embargo no me sentí triste. Es un sentimiento extraño, no quiero dudar de él ni de sus palabras, pero ni siquiera yo entiendo muy bien qué es el amor, y honestamente es algo que me asusta un poco. Siempre que he amado intensamente las personas no me corresponden, independiente del plano romántico. Amé mucho a mis tíos y tías, y a ellos jamás les importó, nunca me quisieron, o se aburrieron de mí. Amé mucho a mi papá, y según yo no me quiere, pero no es algo que me ponga triste, porque es algo demasiado naturalizado. Cierto, mi papá ha cambiado, pero sigo sin confiar en eso, me cuesta mucho. No soy como mi mamá que puede perdonar todo, seguir adelante amando a la gente y ser feliz. Lamentablemente yo no soy así. Tuve "amigos" a los cuales también amé, y jamás llegaron a sentir lo mismo. Lo sé, no puedo obligarlos a corresponderme, es algo estúpido. El tema es que no sólo me han decepcionado, cosa que siempre pasa en la vida, es natural, sino que me han hecho daño, y varias veces a propósito. ¿Cómo es que lo sé? Porque es evidente, se nota o simplemente me lo dicen. Y si lo niegan hay evidencias. Por eso siento que quiero amar a mi pololo, sé que lo quiero, que me gusta estar con él, ya sea hablando o en silencio, haciendo cualquier cosa o nada, estando juntos en algo o cada uno por su lado. Me gusta su compañía, no me molesta. Pero amar me da miedo. Según mi religión Dios es amor. Hace poco fui a una iglesia pequeña, lamentablemente fue una experiencia horrenda, en la que me sentí pasada a llevar, pero eso es otra historia que contaré en otro post. El tema es que el pastor de esa iglesia en un momento no tan horrible me preguntó "¿Qué es lo que pides a Dios esta noche?" y yo le respondí "Dejar de tener miedo." Lanzó un grito extraño y volvió a preguntar "¿A qué temes, hija mía?" le respondí luego de pensar unos momentos "al amor". Volvió a hacer una pregunta "¿Y sabes quién es el amor?" "Dios" dije. Fue ahí cuando él me hizo entender que en el fondo yo le temía a Dios, pero no a Dios en sí. El hombre me miró con rostro ni triste ni feliz, y me dijo "Tienes miedo de decepcionar a Dios y a los demás, porque a ti te han fallado y te han hecho mucho daño. Tu mirada refleja que conoces la cruda realidad." Simplemente le devolví la mirada. Lo que decía era cierto, pero no me sorprendí. Yo tengo la certeza o "fe" de que Dios existe, y ese es tema mío, porque he tenido experiencias que a mí me han comprobado que creer en este Dios vale la pena, al menos para mí, y vivo feliz con eso. Así que en un resumen flojo le tengo miedo al amor y a decepcionar y/o dañar a otros. No quiero que eso ocurra ahora que estoy en una relación romántica, algo totalmente nuevo y desconocido para mí. Sé que en algún momento me va a decepcionar y yo le decepcionaré, porque es normal que eso ocurra, sin embargo quisiera tener la certeza de decir "te amo" sin sentirme hipócrita o insegura. Quiero responder a sus palabras con honestidad y sentimientos sinceros.  Soy feliz a su lado y esos pequeños momentos de felicidad son de las cosas más bonitas que me han ocurrido hasta ahora. Quiero creer que él sabe lo que dice, quiero creer que sabe lo que sus palabras significan, quiero creer que no me hará daño. Quiero creer que no le haré daño. Quiero muchas cosas, pido demaisado en realidad. Me gusta el tipo de relación que tengo con él porque es "saludable" según yo. Cada uno se deja su espacio e independencia. No nos gusta hablar o vernos todos los días, porque no queremos caer en la monotonía. Llevamos muy poco tiempo saliendo, pero es inevitable pasarme tanto rollo o pensar demasiado las cosas. Quisiera vivir despreocupada, pero me es imposible. Me cuesta demasiado ser cariñosa con él. Mi pololo es una persona muy de piel, expresivo y dulce. Yo soy muy reacia al cariño y poco demostrativa en cuanto a afecto, en resumen, poco cariñosa. No suelo demostrar mi afecto abrazando, acariciando o hablando cosas lindas a las personas, ni siquiera a mi mamá, siendo que la quiero mucho, porque es el ser más importante para mí en este planeta. He tratado de ser cariñosa con él, pero digamos que soy bastante torpe, y obvio, él es el más feliz cuando le doy un abrazo o le tomo de la mano sin que él se lo espere. El tema es que me pongo muy nerviosa a cada rato, y cuando estoy con él entro en un estado dual permanente de felicidad/estrés hasta que nos despedimos. Me alegra y me tranquiliza mucho que él entienda mi situación y que me cuesta eso de ser cariñosa, pero no quiero contarle mucho de mi vida, no tiene idea de los problemas que he tenido o las cosas cuáticas por las que he pasado, y prefiero que no se entere, al menos no todavía. Sí, igual me da un poco de miedo que se asuste o me rechace por mi "historial". Ese es el tema, que soy miedosa. Todo me da miedo, quizá no los fantasmas, quizá no las películas de terror, quizá no las cosas de índole paranormal, la oscuridad u otras cosas de ese estilo, pero sí todo lo que implique cosas emocionales. Realmente me aterra. Me aterra pensar que él dejará de quererme o que no me entienda en el plano de lo demostrativo/afectivo. Me esfuerzo. Enserio, me esfuerzo mucho por tratar de ser cariñosa. No es que no me nazca, es que simplemente me cuesta un montón. Yo respeto mucho mi tiempo, espacio, mi cuerpo ultrajado/profanado/violado como quieran llamarle, etc. Y por eso pienso que él quizá también es celoso de sí mismo en el sentido de su espacio personal. No me siento con el derecho de tocarle cada vez que se me dé la gana, suelo pedirle permiso aunque sé que él responderá que no le importa o que claro que puedo, que para qué pregunto algo así. Quizá mi deseo de respetarle sea confundido en algún momento con que simplemente no lo estimo, o que quiero permanecer alejada de él. No me gustaría que llegase a pensar cosas así. Quiero hablarle de estas cosas, enserio, quiero, pero creo que es muy pronto y que no valdría mucho la pena hacerlo ahora. Siento que cuando le digo "Te amo" mis palabras no coinciden con mis sentimientos, y eso no me gusta. Eso.

sábado, 9 de julio de 2016

TENGO NOVIO BITCHES!!

Muy bien amiguitos del Blog, personitas bellas bellas. Como podrás apreciar por el título de la entrada pues me he echado novio. Señor medicucho y yo ahora somos parejita, y todo es sumamente embarazoso.

-Se me olvida que ya no estoy soltera, sigo sin asumirlo.
-Me pongo sumamente nerviosa al estar con él y me sonrojo por todo.
-Mi primer beso fue muy torpe, por mi parte, claro, yo creo que este sujeto nació sabiendo besar.
-No puedo creer que pasé casi 20 años perdiéndome de todo esto, pero por otro lado no me quejo.
-etcetcetcetcetcetcetcetc..........

Bueno, les contaré que estuvimos como mil horas tratando de darnos a entender que nos gustábamos pero no funcionó así que explotamos. Fue algo así como "¡TE QUIERO!" "¡YO TAMBIÉN!" "Bien... ¿Y ahora qué?"

Siento que toda esta situación es muy rosada y mamona, pero no me importa, fuck the people. Sí, me sigue dando vergüenza que me tome de la mano, que me bese e incluso que me mire o que me hable. Pero supongo que lo quiero bastante, ha sido bastante especial como para ganarse mi cariño tan rápido. Bueno, es the first novio de mi vida, así que es especial (?)
Y ahora que es mi novio supongo que merece algo más de "exclusividad" y dejaré de llamarlo Medicucho, porque así lo llaman ms amigas. Le diré "Pololo-san" o "El señor novio".

Ay, no se me ocurre qué más decir a todo esto... Ya, supongo que no cumpliré mi destino de ser la vieja de los gatos.

lunes, 4 de julio de 2016

Había olvidado que tenía esta huea en los borradores, así que lo voy a publicar.

Yo siempre fui el tipo de chica "la buena amiga". Claro, nunca le gusté a los chicos porque era una tipa de pelo rosa que se vestía mal y se caracterizaba por ser torpe.
O sino les daba miedo por mi personalidad, creo que era bastante ruidosa.
Bueno, empecé a acostumbrarme a la rutina de enamorarme o gustar de alguien pero no ser correspondida porque "no eres mi tipo". Claro, ahora, en esta etapa de mi vida no es algo que me moleste, es la costumbre, pero les contaré algo... Un secreto.
Resulta que el primer día de la U me junté con el grupo de ñoños, y había gente de varias carreras y años. El tema es que fijé mi vista en un chico y fue algo así como "Oh Dios, él es lindo" pero lo que no me esperaba era que el sujeto me hablase.
En fin, nos caímos bien. Eso fue el 7 de marzo.
Todos esos meses hasta ahora habíamos hablado por redes sociales, y teníamos muchas cosas en común, claro, algunas no, pero obvio, nadie es igual a uno. El tema es que hace unos días fue a verme a mi facultad y nos vimos luego de mucho tiempo. A lo largo de esos meses había tratado de olvidarle por una apuesta muy tonta que hice con mi madre, que involucraba sushi.
Si yo lo olvidaba o me enamoraba de otro me compraba una promoción de 60 piezas de sushi para mí sola. Creí que ganaría, obvio. Pero cuando volví a verlo sentí un gran grito en mi cabeza que decía "NO OTRA VEZ" y me sentí demasiado avergonzada conmigo misma. Porque me di cuenta que estaba tratando de olvidar a alguien por comida, sí, por comida. Sonaba como algo fácil, pero no.
El tema es que al final no pudimos estar solos porque "amigas". No las culpo, de hecho quería estar con ellas, la visita de él fue bastante inesperada, pero al parecer todos se cayeron bien y eso fue bueno.
No sabía cómo reaccionar o de qué hablar, siendo que tras la pantalla había mucho tema de conversación. Yo no me considero tímida, pero sí torpe en esta clase de cosas que involucren sentimientos de índole romántica. No es algo a lo que esté acostumbrada.
No me considero para nada atractiva en cuanto a personalidad o gustos, de físico, bueno, eso es otra cosa, pero por lo demás soy bastante común, e incluso ñoña. Le he gustado a varias chicas, pero pucha, creo que ya no fui lesbiana jaja.